
COLORES
Y TEXTURAS
Y ATMÓSFERAS
EXPOSICION EN PAMPLONA.
ESPACIO CULTURAL “EL CORTE INGLES”
Ponga usted delante de un niño de tres o cuatro años unos cuantos botes de pintura de distintos colores, dele un papel en blanco, una pizarra, un lienzo …y déjele solo.
Pasado un rato, mírelo con disimulo: no creo necesario describir lo que vemos: todas las láminas– el papel, el lienzo, la pizarra -, están llenos de color extendido con trazos decididos, sueltos, y el niño está feliz. Manchado hasta las orejas, eso sí, pero feliz.
Haga lo mismo con un adulto que nunca se ha acercado a la pintura. El resultado es más que probable que no sea el mismo. Es más que probable que, si es que ha utilizado las pinturas – que igual no -, los soportes aparezcan simplemente manchados con trazos dubitativos, sin sentido, sucios. Y es también probable que, si se siente observado, se encuentre incómodo ¿por qué? El instinto del niño no se ha perdido, pero ha intervenido la mente. El pensamiento que convierte el instinto en acto consciente con el que se expresa una intención. La falta de costumbre y de técnica para expresar con pintura esa intención le ha paralizado.
En toda actividad artística – en la pintura también -, hay un componente mental, hay un componente de instinto controlado, de intuición controlada; y es necesario un cierto dominio de la técnica para dominar la obra y que esta se muestre coherente con la intención que la motiva.
La intención es condición necesaria de toda obra de creación, pero no suficiente; dirige la ejecución de la obra que se justifica cuando alcanza la expresión que se busca y que se pretende transmitir. Si esto ocurre, el artista se siente como el niño que se menciona al comienzo de esta historia: satisfecho y feliz.
La obra artística tiene, además, una cualidad intrínseca: si alcanza la debida coherencia entre intención y expresión formal es capaz de transmitir algo del proceso personal del autor al espectador, algo del mensaje inefable que no puede trasmitirse sino a través del arte. Este mensaje parte del mundo íntimo del autor y adquiere perfección en su encuentro con el espectador, removiendo sus sentimientos y memoria y haciéndole partícipe de las íntimas pretensiones que lo suscitan. Deja con ello de ser espectador y se convierte en coautor completando la obra que adquiere en ese acto multitud de nuevos e insospechados matices y, con ellos, su plenitud. Y así, es posible que también se sienta satisfecho y feliz como el autor.
En esta exposición se muestra un conjunto de obras, de temática diversa, pero con una característica común. En todas ellas se parte de formas construidas y definidas: figuras, naturalezas muertas, composiciones geométricas o simples manchas dominantes; estas formas construidas son la simple excusa para desarrollar la obra. No me importa tanto el motivo, el tema de la obra, cuanto su desarrollo y ejecución: su composición, su estructura, el color, la textura, …los matices y detalles, la atmósfera que en cada uno de los cuadros se produce.
Disfrutar con el proceso de composición de la obra ha sido la intención de todas ellas Con sus colores, con sus texturas, con sus atmósferas, con sus matices. Presentadas en esta exposición, ahora es el momento del espectador.
Ponga usted delante de un niño de tres o cuatro años unos cuantos botes de pintura de distintos colores, dele un papel en blanco, una pizarra, un lienzo …y déjele solo.
Pasado un rato, mírelo con disimulo: no creo necesario describir lo que vemos: todas las láminas– el papel, el lienzo, la pizarra -, están llenos de color extendido con trazos decididos, sueltos, y el niño está feliz. Manchado hasta las orejas, eso sí, pero feliz.
Haga lo mismo con un adulto que nunca se ha acercado a la pintura. El resultado es más que probable que no sea el mismo. Es más que probable que, si es que ha utilizado las pinturas – que igual no -, los soportes aparezcan simplemente manchados con trazos dubitativos, sin sentido, sucios. Y es también probable que, si se siente observado, se encuentre incómodo ¿por qué? El instinto del niño no se ha perdido, pero ha intervenido la mente. El pensamiento que convierte el instinto en acto consciente con el que se expresa una intención. La falta de costumbre y de técnica para expresar con pintura esa intención le ha paralizado.
En toda actividad artística – en la pintura también -, hay un componente mental, hay un componente de instinto controlado, de intuición controlada; y es necesario un cierto dominio de la técnica para dominar la obra y que esta se muestre coherente con la intención que la motiva.
La intención es condición necesaria de toda obra de creación, pero no suficiente; dirige la ejecución de la obra que se justifica cuando alcanza la expresión que se busca y que se pretende transmitir. Si esto ocurre, el artista se siente como el niño que se menciona al comienzo de esta historia: satisfecho y feliz.
La obra artística tiene, además, una cualidad intrínseca: si alcanza la debida coherencia entre intención y expresión formal es capaz de transmitir algo del proceso personal del autor al espectador, algo del mensaje inefable que no puede trasmitirse sino a través del arte. Este mensaje parte del mundo íntimo del autor y adquiere perfección en su encuentro con el espectador, removiendo sus sentimientos y memoria y haciéndole partícipe de las íntimas pretensiones que lo suscitan. Deja con ello de ser espectador y se convierte en coautor completando la obra que adquiere en ese acto multitud de nuevos e insospechados matices y, con ellos, su plenitud. Y así, es posible que también se sienta satisfecho y feliz como el autor.
En esta exposición se muestra un conjunto de obras, de temática diversa, pero con una característica común. En todas ellas se parte de formas construidas y definidas: figuras, naturalezas muertas, composiciones geométricas o simples manchas dominantes; estas formas construidas son la simple excusa para desarrollar la obra. No me importa tanto el motivo, el tema de la obra, cuanto su desarrollo y ejecución: su composición, su estructura, el color, la textura, …los matices y detalles, la atmósfera que en cada uno de los cuadros se produce.
Disfrutar con el proceso de composición de la obra ha sido la intención de todas ellas Con sus colores, con sus texturas, con sus atmósferas, con sus matices. Presentadas en esta exposición, ahora es el momento del espectador.

Técnica mixta s/ lienzo 90x120 obre lienzo.

Técnica mixta s/lienzo. 100x75.










Técnica mixta s/ lienzo 90x120


















EXPOSICION EN PERALTA
CASA DE CULTURA













EXPOSICION ESPACIO DESDIRE




EXPOSICION CASTILLO DE GORRAIZ




FIGURA
















